Sunday, September 17, 2017

La Dama perdida ~ Cap 7

La aludida se extrañó ante el recibimiento y sin quitarle los ojos de encima a su superiora, tomó asiento. Hacía un poco de frio, debido a que el día apenas llegaba a su fin y los colores propios del atardecer iluminaban la estancia. Las cortinas ondulaban con parsimonia, mientras las sombras -poco a poco- se iban adueñando del lugar.
La mayor escrutó a su subordinada con intensidad y expresión de alerta.
-Me imagino, que quiere hablar sobre Natalie.
-¡Así es! -Aseguró impaciente- ¿Cómo es eso de que ella se llevara a Natalie? ¡No lo entiendo!
-Si le soy sincera, yo tampoco lo sé -habló pausadamente-. Simplemente, pasó por alto el protocolo y lo declaró abiertamente.
-¡Pero no puede hacer eso!
-Sí que puede.
Carolina se removió en su sitio, angustiada.
-Tal vez la prueba de ADN, no de positivo -concedió esa posibilidad-. Pero si deciden adoptar a Natalie a pesar de ello, no podremos detenerles.
-¿Y qué me dice de Natalie? ¿Su opinión no cuenta?
-¡Claro que cuenta! Si fuera ese el caso, Natalie tendrá el derecho a decidir si quiere continuar con nosotras o no. ¡Todo dependerá de ella!
-¿Las condiciones serían las mismas?
-En efecto- concedió.
“En ese caso, no debo preocuparme” -pensó aliviada.
-Hermana Carolina, será mejor que se prepare para lo que le voy a anunciar -advirtió severa.
La aludida no se esperó el repentino cambio de humor.
-Existe la posibilidad -comenzó-, de que la pequeña acepte ser adoptada por ellos.
Sus palabras sacudieron a la novicia, de pies a cabeza.
-¡¿Pero qué locuras está diciendo?! -Se levantó alarmada.
-¡Hermana Carolina, le exijo respeto! ¡Siéntese!
Aun reacia a aceptar la realidad, Carolina obedeció.
-¡Creí haberle dicho, que no debía intervenir! –Apretó lo puños- ¡Si resulta que Natalie decide irse a Inglaterra, usted -recalcó- se mantendrá al margen de todo! ¿Lo ha comprendido?
-Perfectamente, Madre -sus palabras brotaron, con un tono ronco y amenazante.
La mayor no lo notó, por lo que se dio el lujo de relajarse.
-La niña se mostró muy abierta con ellos -comentó despreocupada-. No los trató como a otras parejas interesadas y eso me pareció una buena señal.
-¿Cree usted que cambien de opinión, si acontece que ella no es su sobrina?
-Por como esa mujer abrazó a Natalie, yo diría que sí se trata de su sobrina. Aun así, mañana a primera hora tendremos la certeza.
-Comprendo -murmuró-. Si me disculpa Madre, quedé en verme con las niñas.
Dicho esto, Carolina se incorporó.
-Le reitero hermana –la interrumpió-, que no debe intervenir, ni intentar influenciar en su decisión.
Carolina la escrutó por encima del hombro.
-Si realmente se preocupa por Natalie, estará de acuerdo conmigo en que esto es lo mejor para ella -insistió.
-Soy consciente de ello, Madre -aceptó humildemente-. Yo solo quiero lo mejor para ella.

Cuando entró en el comedor, Carolina pasó por alto el número de cabezas congregadas en el recinto. Los niños que iban de una mesa a otra, haciendo barullo junto a sus compañeros o los que simplemente disfrutaban de su cena -chocando las cucharas en el plato-, no tenían ninguna importancia para ella. Con incredulidad, se dio cuenta de que su devoción por aquellos pequeños había mermado en los últimos días, debido a su enfoque en Natalie.
Pero cuando alcanzó a ver su objetivo, todo pensamiento recriminatorio cesó. La niña se encontraba sola y eso le resultaba muy conveniente, para sus planes.
-¡Hola preciosa! –La saludó con entusiasmo-. ¿Cómo has estado?
 A la morena se le hinchó el pecho de felicidad y sus ojos brillaron con ilusión, al ver a su madre junto a ella.
-¡Hermana Carol! -La abrazó por la cintura- ¿Dónde has estado?
-Muy ocupada en estos días, cielo.
Comenzó a peinar sus negros cabellos, mientras se sentaba junto a ella.
-Sí. Taly me lo contó –le sonrió suavemente-.  Pero ya terminaste. ¿Verdad?
-Así es. ¡A partir de hoy, soy toda suya!
-Eso es un alivio. Es muy molesto cuando no estas con nosotras –mojó su pan en la mermelada y se lo llevó a la boca, con elegancia-. Sobre todo hoy, que Natalie estuvo ocupada.
-Hablando de eso. ¿Dónde está tu hermana?
Joset suspiró.
-Se retiró a su habitación -apoyó su rostro en una mano-. Está tan emocionada por la visita de mañana, que no puede quedarse quieta. Dijo que si se acostaba temprano, amanecería más rápido.
-Ya entiendo.
-Ahora mismo debe estar dando vueltas en su cama, sin poder conciliar el sueño -comentó divertida-. No tardará en saquear la nevera de la cocina.
-Es un día muy importante para ella –murmuró Carolina-. Natalie ha esperado por esto, toda su vida.
Joset, se concentró en un punto lejano del comedor. 
-Lo sé -masculló.       
Carolina no paso por alto, que el sufrimiento de Joset la estaba desbordando. Aun no se había acostumbrado a la idea de que en pocas horas la separarían de su hermana y sin embargo, se esforzaba por no demostrarlo. No se quejaba, no lloraba y tampoco se compadecía de sí misma.
En una niña de su edad, eso era inaudito.
¿Podría ser que en realidad, ella no comprendiera la gravedad de los últimos acontecimientos?
Carolina reconoció que esa era la oportunidad, que había estado esperando. Mientras más vulnerable se encontrara su pequeña, más fácil sería ponerla de su lado. Sus ojos brillaron de expectación e inclinándose sobre la silla -fingiendo resignación-, dejo salir las palabras que le asegurarían la victoria.
-Aun así, yo esperaba que ella aprovechara sus últimos momentos contigo -comentó.
Joset la miró de reojo.
-¿Sus últimos momentos? –Enarcó una ceja.
-En pocas horas, Natalie se irá con una nueva familia y ya no tendremos oportunidad de estar con ella… nunca más.
-¡Eso no es cierto! -Aseguró- Natalie puede venir a visitarnos de vez en cuando o simplemente llamar. ¡Con eso me conformo!
Joset se mostraba reluctante a abandonar sus esperanzas, pero eso no entraba en los planes de la novicia.
-Joset, cariño. ¡Sabes que eso, no le será posible!
-¿Por qué, no?
“Cayó en la trampa”
-El orfanato no admite que los jóvenes adoptados, tengan contacto con nosotros -mintió descaradamente-. Es la mejor forma de que se adapten a su nuevo estilo de vida y no se sientan tentados a volver. Con Natalie, se aplicará el mismo método.
-Pero ella me prometió…, que me llamaría -respiraba con cierta dificultad.
Sus lágrimas empezaron a acumularse y por una fracción de segundo, Carolina se sintió miserable por haber hecho llorar a un ser tan dulce e inocente. Joset por otro lado, se dejaba manipular con facilidad, pues creía ciegamente en lo que su “madre” le decía. ¿Qué necesidad tendría ella, de mentirle?
-Puede que esa sea su intención –continuó la mujer-, pero ellos no se lo permitirán. Lo harán por su propio bien e ignoraran lo que ella les pida.
-¿Entonces, es mi último día con Natalie?
-Lo siento tanto, Joset.
La pena en sus ojos era autentica, pero sus palabras estaba dedicadas a mermar las defensas de Joset. La abrazó a modo de consuelo y la respiración de la pequeña, se volvió errática.
-Ella me dijo que su mamá es muy dulce y atenta. Tal vez la deje llamar –comentó, como quien pide misericordia.
-¿Su mamá? –Carolina, se vio repentinamente descolocada.
-Sí. Eso fue lo que me contó. Que la mujer que le presentaron hoy, era muy hermosa, agradable…
-Joset. ¿No te estarás equivocando? -Intentó corregirla- Natalie, no tiene madre.
-¿De qué estás hablando? ¿Entonces quién es la mujer, que vino a verla? -Se secó las lágrimas, antes de que estas la traicionaran.
-Es su tía -susurró confidencial-. Su madre murió hace seis años, justo antes de que encontraran a Natalie, a orillas del Sena.
Joset abrió mucho los ojos y por su reacción, la monja se figuró lo que ocurría.
-¿Taly cree, que ellos son sus padres? –Exclamó.
Carolina estuvo a punto de suspirar de alivio. Todos sus problemas desaparecieron,  apenas Joset le regaló esa noticia.
-Dios mío –jugaba nerviosamente, con el velo de su conjunto-. ¡Quedará destrozada, cuando se entere!
La expresión de horror que utilizó, puso aún más nerviosa a la morena, la cual era consciente de la gravedad de la situación.
-¿Te imaginas cuál será su reacción, cuando le digan que su verdadera madre está muerta?
Joset sacudió su cabeza con fuerza, tratando de abarcar todos los ángulos de aquella situación. Su hermana estaba encantada con aquella mujer y el sentimiento -al parecer- era recíproco. ¡No podía ser tan terrible!
-Pero si sus tíos realmente la quieren, entonces ella estará bien –razonó.
Ninguna de las dos se preocupaba ya por bajar la voz, dado que el resto de los chicos comenzaban a abandonar el comedor
-¿Y crees que es justo, que la engañen para ganarse su cariño? La están alejando de nosotras -que somos su verdadera familia- y no estamos seguras de cómo la tratará alguien, que ni siquiera se preocupa por saber lo que ella quiere.
Joset no encontró argumentos para rebatirla. El temor de que la alejaran de Natalie y que esta sufriera en un lugar en donde ya no podría consolarla, le sobrecogió el corazón.
-¡Ni siquiera le preguntaron si quería quedarse contigo o no! -Siguió presionándola- ¡No le dieron opción, Joset!
La niña guardó silencio. De un momento a otro, todos los sueños y fantasías de su hermana habían muerto y ella no sabía cómo reconstruirlos otra vez.
Natalie sufriría mucho cuando se diera cuenta de la verdad y a ella no le permitirían estar a su lado, para reconfortarla. Para colmo de males, no tendrían  contacto hasta que Natalie fuera mayor de edad y para entonces, tal vez ni se recordarían la una a la otra. Solo pensar en esa posibilidad, hizo que la rabia naciera en su pecho por primera vez.
-¿Qué pasaría, si ellos no fueran su verdadera familia? -Una sombra oscura,  se posó sobre ojos.
Carolina sonrió orgullosa, debido a que su pequeña había captado el mensaje.
-En ese caso, Taly se quedaría con nosotras –afirmó convencida-. Siempre y cuando, tú se lo pidas.
-¡Lo hare!
-Pero es muy probable que el examen de positivo, cielo. De ser ese el caso, no habrá mucho que podamos hacer por ella.
Joset bajó la cabeza, derrotada y con los puños fuertemente apretados. Parecía desesperada y a punto de romper en llanto, por lo que la monja decidió compadecerse de ella.
-Sin embargo –llamó su atención-, si quieres evitarle el dolor a tu hermana, aún hay algo que podemos intentar. Después de todo, ellos solo presumen ser sus tíos.

Carolina se inclinó sobre la niña y llevando los labios cerca de su oído, susurró palabras de consuelo que no cumplían con su cometido.

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